Alguien, con una idea nueva está loco, hasta que triunfa. Hoy -31 de julio- cuando Harry James Potter cumple 42 años -y su “madre literaria” J.K. Rowlings 57- debemos pensar sobre la magia en la vida cotidiana, y si existe o no.
La prueba de que esta no son cuentos chinos, ni trucos de ilusionistas baratos, fueron todas las penurias que superó la escritora inglesa, para publicar el primer ejemplar de la extensa saga del joven mago.
Así como una lechuza llevaba las cartas del Colegio Hogwarts; la pobre J.K. escribía en servilletas, mientras tomaba café y trataba de encontrar un empleo, superar el dolor por la muerte de su madre, la depresión y las ideas suicidas.
Manos de mujer, como las de J.K., fueron las que hace más de 50 mil años abrieron la imaginación hacia un mundo misterioso y desconocido; quedaron grabadas, en el fondo de las cavernas, en las pinturas rupestres.
Algunos consideran que estas fueron las primeras manifestaciones de la magia, porque por medio de ellas invocaban a las fuerzas de la naturaleza, para tener una buena cacería, salud, fertilidad, mejores cosechas o suerte en el amor.
Tal vez J.K no se inspiró en aquellas mujeres y niños ancestrales, pero si en el folclore, la cultura y la mitología; en los héroes homéricos; en los profetas bíblicos; en los dramas de Shakespeare y en los libros fantásticos de Narnia.
Solo la magia explica que la editorial Bloomsbury publicara el primer libro de J.K porque Alice – la hija de ocho años de Nigel Newton -fundador de la compañía- leyó el primer capítulo y animó al padre a editar el libro completo para leerlo.
El editor pagó casi tres mil dólares a la escritora; ordenó la publicación de 500 ejemplares de Harry Potter y la Piedra Filosofal; hace poco, ese primer ejemplar fue subastado en 470 mil dólares y el “fan club” va por 37 millones de seguidores.
El texto, que fue rechazado por 12 editoriales, es ahora una marca que vale 15 mil millones de dólares; y la firma Bloomsbury tiene ingresos anuales medios de 100 millones de dólares y oficinas en grandes ciudades.
Pero el efecto mágico más extraordinario de Harry Potter es haber logrado que millones de niños y adolescentes, quienes jamás habían tocado un libro, sintieran el placer de leer y vivir una realidad paralela.
La varita de J.K. conjuró de nuevo valores como la amistad, la solidaridad, el discernimiento entre el bien y el mal, la importancia de la cooperación para lograr el entendimiento y la concordia entre los seres humanos.
Cada año, en el cumpleaños de Harry James Potter, volvemos a Hogwarts, a disfrutar de comidas extraordinarias, fotos en movimiento, aldeas ocultas de hechiceros y brujas, artefactos encantados y competencias de magos.
La magia existirá siempre, mientras haya manos como las de J.K.Rowlings, que se mueven sigilosas, expectantes e indescifrables sobre una servilleta, para crear mundos fantásticos sobre los que volaremos en nuestra Saeta de Fuego.
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