Luciana Rovira / evolucionandocr@gmail.com
Una de las primeras acciones que realicé cuando -a los ocho años fundé la primera empresa- fue diseñar la marca personal; como estaba cerca la Navidad, elegí los colores rojo y verde. Me encantó el diseño, estaba orgullosa del logo, y lo mostré a mi familia y algunos clientes.
Pasó un año y un experto en mercadeo y ventas ofreció ayudarme, con la condición de cambiar el logo, pero rechacé la oferta, porque siempre he creído en mis ideas y gustos. No me arrepiento, aprendí y adquirí mucha experiencia
Con el tiempo comprendí el problema de los colores del logo; los tonos navideños se veían bien, para esa festividad, pero no en otras celebraciones, así que busqué otra solución y cambié a verde limón, sandía y blanco.
Ahora es una marca muy funcional y fresca, para cualquier temporada del año; por eso les aconsejo diseñar un logo para cualquier ocasión.
Después busqué un elemento distintivo de mi personalidad, y opté por los pañuelos; tal como expliqué en otro artículo, estos atuendos se volvieron parte de mi imagen personal; sin importar el color, el público me identifica con este accesorio.
En cuestiones de marca es muy importante la apariencia física; la primera impresión es la que cuenta, y esta debe ser acorde con nuestra esencia. Hay especialistas quienes imparten cursos para mejorar el aspecto físico, según el ámbito en que trabajamos.
En el 2021 organicé una actividad para “chocolatiers” destacados; en ese medio soy bastante conocida, y cada uno de sus integrantes tiene un enfoque diferente, según lo que hace.
Unos ofrecen capacitaciones, otros saben de bombones; algunos producen fresas recubiertas con chocolate y así, cada quien le da un toque distintivo.
Esa debe de ser nuestra meta, buscar la diferenciación, para dar lo mejor de nosotros; porque la marca personal refleja lo que somos, donde sea que nos encontremos debemos de proyectar profesionalismo y seguridad.
Debemos de ser lo más transparentes posible con los demás, manteniendo límites claramente definidos. Tener mucha claridad en saber quiénes somos, y el valor como persona que podemos ofrecer al dar un servicio.
Recordemos que, la mayoría de las veces, pagamos no por el producto, si no por la experiencia que tienen los demás para crearlo.
Todos tenemos dones y talentos, pero cada uno de nosotros sabe cómo utilizarlos, lo mejor que se pueda.
Redactemos una lista de lo que nos activa o nos gusta; lo que disfrutamos cada vez que las hacemos, y vamos a agruparlas en los intereses principales.
Identificar habilidades, es algo que nos ayudará muchísimo a encontrar en qué somos realmente talentosos, para expresarlo mediante la marca personal.
—