Imagen tomada de internet
En sus orígenes Santa Claus -o San Nicolás- carecía de una vestimenta particular, más bien cada pueblo lo vestía según su gusto; pero una campaña publicitaria de Coca-Cola, cambió ese atuendo.
En 1931, en los años de la peor crisis económica norteamericana, la empresa de gaseosas contrató al dibujante Haddon Sundblom, para que tomara la idea del viejo San Nicolás, y lo adaptara a los nuevos tiempos.
Sundblom escogió para el traje de “Santa” los colores oficiales de la Coca-Cola, el rojo y el blanco; además, le colocó un gorro de dormir rojo, con ribetes blancos, rematado con una bolita blanco.
El vestido se transformó en una túnica que le llegaba hasta los muslos, sujetada en la cintura por un fajón negro. Para completar la figura, utilizó pantalones rojos y grandes botas negras, y como detalle final: una botella de Coca-Cola.
Así aquel viejo duendecillo, llegó a nosotros popularizado por el cine y la publicidad; como un anciano alegre y generoso, limpio y diseñado para ganarse el afecto de los niños.
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