fbpx
miércoles, diciembre 24, 2025
No menu items!

Siempre estaré contigo

Otras noticias

Argos, de la casa de Ulises

Si un hombre muerde a un perro, eso es noticia; al revés, no. Cada vez que escuchó esa afirmación, pienso en todos los caninos cuyas hazañas son ignoradas; ladro de camaradas inteligentes, valientes, amorosos y fieles hasta la muerte.

Como Hachikô -un can de raza akita, muy apreciado por los guerreros samuráis japoneses- quien fue mascota del profesor universitario Hidesaburô Ueno, en Tokio, hace casi cien años, según las cuentas de los sapiens.

Todas la tardes -durante dos años- Hachikô acudió puntual a esperar a su amigo a la estación de trenes de Shibuya, para regresar juntos a la casa y disfrutar de la mutua compañía.

Un día Ueno no llegó. Hachikô esperó. Anocheció y nada. Cansado, decidió regresar a la vivienda. La tarde siguiente, la otra y la otra y la otra, aguardó en el andén a su compañero, sin saber que este había muerto, mientras daba una lección.

Durante nueve años seguidos -3,285 días humanos- sin fallar un minuto a la cita convenida, Hachikô esperó a quien nunca iba a volver. Los viajeros se acostumbraron a verlo, sentado con elegancia, cabeza erguida, atento y amable.

Un periodista “lo entrevistó”, en 1932, y escribió un artículo; los japoneses lo convirtieron en un símbolo de la lealtad a la familia; tanto que -tras su muerte- lo honraron con una estatua de bronce, al frente de la estación.

En la Segunda Guerra Mundial fundieron la pieza para fabricar armas; en 1948 hicieron otra, pero fue hasta el año 2015 que un grupo de voluntarios reunió, al fin, a los dos amigos, en una estatua de ambos en la Universidad de Tokyo.

La escultura, bajo la sombra de un árbol, representa a Hachikô y a Idesaburo. Este, con la mano acaricia el cuello del can; se abrazan y se sonríen, perdiéndose en la mirada de cada uno, porque el amor está en los ojos de quien ve.

Recuerdo esos videos de soldados, quienes regresan a sus casas y sus mascotas brincan sobre ellos y los tiran al piso, le dan lengüetazos, los muerden con cariño y después corren, brincan y mueven la cola como molinos.

Ante la muerte del humano que amamos sentimos mucha tristeza, porque notamos su ausencia, las rutinas diarias, los pequeños detalles que nos unían y sobre todo -creo yo- el afecto.

En mi caso paso todo el día con Mi Amigo; si escribe, yo descanso a sus pies; cuando come, me da bocaditos con la mano; si se levanta, lo sigo adonde vaya; salimos a caminar, a comprar, a ver el mundo y siempre ladramos y hablamos.

Ladro todo esto porque vi en la tele que -para eso de la romería a Cartago- una organización solicitaba ayuda, para atender y rescatar a los caninos quienes son abandonados.

En la última de estas caminatas fueron rescatados 41 perros; parecen pocos, dirán algunos; pero estoy seguro, que así como morder a un perro es noticia, también lo sería que un perruno abandone a su amo: ¡Por increíble!

- Publicidad -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -spot_img
Últimas Noticias

Año Nuevo Chino 2026 iniciará el 17 de febrero bajo el signo del Caballo

El Año Nuevo Chino dos mil veintiseis iniciará el diecisiete de febrero, según calendario lunar tradicional utilizado en diversas culturas asiáticas milenarias.
- Publicidad -spot_img

Más noticias

- Publicidad -spot_img