Foto por Tony Karumba
Nairobi, Kenia | AFP Semanas después de su nombramiento en la asamblea del condado de Kwale, en el sudeste de Kenia, Judy Kengo acabó en el ojo del huracán por una foto manipulada en la que supuestamente besaba a otra mujer.
“Miren, aquí su dirigente. ¿Qué clase de modelo es para nuestras hijas?”, comentaba un internauta ante la imagen que corrió por las redes sociales.
Kengo tiene clara cuál es la intención de difundir este fotomontaje: forzarla a dimitir del cargo en una de las regiones más conservadoras del país.
Este tipo de ataques no es inusual en África, señalan los expertos a la AFP.
Numerosas mujeres que desean meterse en política se enfrentan a campañas de desinformación en línea para disuadirlas de presentarse a elecciones o desacreditarlas ante los votantes.
Para resistir a estas presiones, hay que tener “la piel dura”, afirma la política keniana de 35 años, que ha creado un equipo para responder a las campañas de denigración en redes sociales.
“La política siempre ha sido un mundo dominado por hombres y para entrar en ella hay que ser muy agresiva”, explica.
Y para una mujer, ejercerla es delicado. “Si eres agresiva en la forma de abordar los problemas, la gente dice que lo eres demasiado y que tienes la lengua larga”, señala.
“No es igual con nuestros homólogos masculinos”.
– “Miedo” –
“Los ataques sexualizados son muy cruentos y buscan claramente minar la idea de que ellas están cualificadas” para el cargo, explica Kristina Wilfore, cofundadora de la ONG #ShePersisted (Ella persistió), que combate la desinformación sexista y los abusos en línea.
Un estudio en el que su organización participó demostró que durante las elecciones generales de Kenia de 2022, las redes sociales permitieron que prosperara “una retórica odiosa hacia las mujeres”, dice Wilfore.
Y aunque se verifiquen y corrijan las informaciones falsas, “siempre dejan la sensación de que las mujeres no tienen lugar en ciertos espacios públicos”, lamenta.
En el continente africano, las mujeres solo ocupan un 24% de los 12.100 puestos parlamentarios, según un estudio de 2021 del proyecto panafricano “Women in political participation” (Mujeres en la participación política).
En Kenia, aunque la Constitución estipula que al menos un tercio de los escaños de la Asamblea Nacional deben estar ocupados por mujeres, esta cuota no se cumple.
“Muchas mujeres tienen miedo de entrar en la esfera pública, especialmente en la política, debido a estos problemas “, explica a la AFP la diputada keniana Millie Odhiambo.
“Las mujeres evitan completamente (las carreras políticas) o evitan dejar una huella digital, tener una actividad en internet”, confirma la analista política keniana Nerima Wako-Ojiwa.
– Desnudez y cintas sexuales –
En Ruanda, la empresaria y opositora Diane Rwigara se encontró con presuntas imágenes de ella desnuda en internet días después de anunciar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2017.
Más tarde declaró a la CNN que esas imágenes fueron manipuladas y que formaban parte de una campaña de descrédito para que no desafiara al presidente Paul Kagame, en el poder desde el año 2000.
Su candidatura fue posteriormente rechazada debido a supuestas falsedades en su solicitud. Un tribunal la absolvió en 2018 de esas acusaciones “infundadas”.
El pasado abril, la exsenadora keniana Millicent Omanga se enfrentó a pedidos de dimisión de su cargo de ministra adjunta después de que se difundieran en redes sociales dos videos de una supuesta cinta sexual.
La AFP rastreó el origen de uno de estos videos y llegó a una cuenta de una actriz aficionada de cine para adultos.
Omanga nunca comentó públicamente el asunto y no respondió a las solicitudes de la AFP.
Numerosos expertos advierten que estas acusaciones, especialmente las de connotación sexual, podrían volverse más frecuentes con el auge de la inteligencia artificial.
En 2019, la aplicación DeepNude, que desnuda virtualmente a las mujeres, fue cerrada tras la controversia levantada ante las posibilidades de abuso que ofrecía.
“Las redes sociales tienen la principal responsabilidad de garantizar que los espacios en línea no sean usados (…) con el objetivo de hacer daño”, estima Leah Kimathi de la oenegé Consejo Keniano para las Redes Sociales Responsables.
Pero el continente africano continúa estando muy expuesto a los malos usos de estas plataformas.
“Sus modelos económicos, con los algoritmos, amplifican la desinformación en línea, la hacen viral para sacar beneficios”, afirma esta experta.
Y “las plataformas invierten mucho menos en la seguridad en África comparado con el resto del mundo”, agrega.
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