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jueves, noviembre 21, 2024
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Reseñas: Adrián Valenciano, vuelo directo de la escuela a la universidad

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Aprendió arte con los mejores. Fue un estudiante precoz. Cuando los demás iniciaban su carrera en la universidad, él ya la había concluido; terminó la primaria y a los 15 años comenzó en Bellas Artes.

Desde la cima de sus bien ganados 86 años, Adrián Valenciano Álvarez, contempla el largo camino que lo llevó del arte a la arquitectura, pasando por el diseño de interiores, la pedagogía, la fotografía, la escritura y el emprendedurismo.

Creció en Cinco Esquinas de Tibás, con cuatro hermanos más, en el hogar formado por don Mariano -contador para compañías eléctricas-, y doña Mercedes, ama de casa, como se estilaba por aquellos años, previos a la Segunda Guerra Mundial.

Los recuerdos viven con intensidad en su memoria, y afloran fáciles -con ayuda de Yorleny- su esposa, con quien ha pasado los últimos 30 años.

Con la sabiduría que dan los años, Adrián cita -orgulloso pero humilde- a los fundadores de la pintura costarricense, quienes fueron no solo sus maestros, si no sus amigos: Dinorah Bolandi, Margarita Bertheau, Teodorico Quirós o Carlos Salazar Herrera.

Con ellos desplegó su talento artístico, en especial con tres temas recurrentes: la montaña, las orillas del mar y la urbe.

Su legado consta en dos libros: Ensayo fotográfico y Hacer Fotografía, así como en las diferentes exposiciones públicas, una de ellas, luce sus obras en el Café del Teatro Nacional, con las cuales ganó diferentes premios y reconocimientos.

¿Cómo es eso de que se saltó el colegio?
Resulta que la Universidad de Costa Rica hizo unas pruebas, para tener como una especie de jóvenes con habilidades artísticas. Yo fui y a los días me llamaron para comenzar a estudiar; tenía 15 años, nadie me pregunto si había concluido la secundaria. No pasé por ahí, y de la escuela fui a la universidad.

¿A qué edad se graduó de la U?
A los 19 años. Cuando todos entraban, como es lo normal, yo salí. Estudié Bellas Artes, con grandes artistas de aquella época; me gustaba mucho la arquitectura, pero aquí no había facultad de eso, así que aprendí solo, soy autodidacta. Incluso di clases de esa carrera y diseño, en cuatro universidades, durante 18 años.

¿Tuvo algún maestro o guía?
Margarita Bertheu me tenía mucha confianza; era su asistente y me enseñó algo de acuarela; con quien más aprendí fue con Dinorah Bolandi, fui su discípulo por cuatro años. Estudié con Rafa Fernández, y fue una época muy intensa en mi vida.

¿A qué se dedicaba?
Aprendí dibujo en la oficina de arquitectura Esquivel Iglesias, el dueño me respaldó mucho; después seguí por mi cuenta, cuando tenía más recorrido. Fundé una oficina de diseño de interiores, impartí clases y pasaba muy ocupado.

¿Ahora qué hace?
Nunca descanso, sigo pintando. Tengo una exposición de 10 obras en el Teatro Nacional, una de ellas ganó la Mención de Honor en el Salón de Artes Visuales en 2019. También obtuve la Mención de Honor en Chile, en una exposición de acuarelas.

¿Qué otra actividad artística desarrolla?
La fotografía. Dinorah Bolandi me explicó, en un día, cómo tomar fotos en blanco y negro, fui pionero en Costa Rica. En el Museo del Banco Central tengo varias fotos.

¿A sus 86 años, cómo se siente?
Perfecto, solo un poco mal del oído, pero me ayuda mi esposa, Yorleny.

Conozca más de su obra en: https://www.adrianvalenciano.com/





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