Argos, de la Casa de Ulises
¡Iba feliz! Con una sonrisa de colmillo a colmillo. Pensé que conocería a Rocket -el mapache de Guardianes de la Galaxia-. No llegó, pero de camino me topé a Boba Fett, Makima, Deadpool, Thor, el Hombre Araña, Mario y Luigi.
Nunca había tenido la experiencia de ver a los seres y cosas que habitan en el mundo de la imaginación de los humanos, y en el mío, porque de tanto verlos con Mi Amigo, muevo el rabo cada vez que los nombran.
Visité, en funciones de perribloguero, el Comic Con 2, y me arrepentí de no haberme disfrazado de Super Can, porque el chiste de este tipo de actividades es ir vestido como nuestro personaje favorito.
Los trajes, el maquillaje y los complementos del vestuario requieren mucho dinero y tiempo; por eso la convención es la pasarela ideal para que se luzcan, y vivir por unas horas en otra dimensión, lejos de los asuntos cotidianos.
Había bastantes personajes de animé; saludé a Makima de “Chainsaw Man”, y no podían faltar Pokemon, Yu-Gi-Oh, Optimus Prime -de los Transformer-; incluso me aullaron que llegó Hércules, Hulk y Amy Allen, de la Guerra de las Galaxias.
Estas convenciones comenzaron en Estados Unidos, hace 50 años, y ahora se realizan en casi todo el planeta; participan artistas famosos, dibujantes, expertos en videojuegos, publicaciones y los habitantes del mundo de la fantasía.
Por los pasillos del Centro Nacional de Convenciones había muchos sapiens, incluso con sus crías; iban y venían los cosplayer listos para un selfie con los visitantes; muchas personas estaban en los videogames o compraban un recuerdo.
Ladramos con un dibujante brasileño, Geraldo Borges; era la primera vez que venía a Costa Rica, porque viaja de un país a otro y trabaja para Marvel.
El Comic Con es un escape al mundo de los sueños, y soñar no es perder el tiempo; más bien, es una puerta abierta a otras realidades, que están dentro de cada uno.
Aparte de entretenidos, los personajes de estos comics representan valores como la justicia, la responsabilidad, el castigo a quienes actúan mal, la amistad, la lealtad entre la manada y otros temas que nunca pasan de moda.
La fantasía es primero que la ciencia, porque es el fruto de la imaginación; muchos de los artefactos que hoy usan las personas, parecían un sueño: los carros, los aviones, internet, los rayos láser o los teléfonos celulares.
Para viajar a esta tierra donde todo es posible, solo necesitamos la voluntad; no se ocupa contraseña secreta, ni una varita mágica; ni siquiera el anillo de Linterna Verde, o decir ¡Shazam!
Nada más basta la imaginación y la curiosidad, y a los caninos nos sobra; pasamos olisqueando todo lo que nos rodea, vemos y presentimos cosas, más allá de los sentidos humanos.
Los perros usamos esos superpoderes para cuidar a la manada, compartir la felicidad y estar juntos en esa esquina de la mente, donde la realidad es un intruso, y los sueños se hacen realidad.