Las malas noticias vuelan. Estaba a punto de echarme al buche una golosina con forma de vainica, cuando me ladraron: “¡Dante está triste, no come, vomita, se tragó un sapo!”.
Argos, de la casa de Ulises
El otro día salí al parque, suelo caminar en tres sesiones diarias para estirar patas, olisquear el aire y responder al llamado de la naturaleza.
Libre de la correa me lancé tras Max, un salchicha...
Argos, de la casa de Ulises
En la imagen: Argos, el perro de Odiseo, fue el único que lo reconoció a su regreso.
Pocas veces lo he visto tan enojado como cuando mastiqué la portada de “Farenheit 451”, que sabía a...
Con excepción de los recién nacidos -y los simios del zoológico- los caninos somos expertos en el arte de la persuasión, interpretar los gestos, posturas, ademanes y sonidos humanos.