El mundo es hostil. Un espacio donde lo falso es mejor que el bien, la verdad y la belleza. Para sobrevivir se necesita un oráculo que advierta al profano, sobre los peligros de la existencia diaria.
A lo largo de 300 aforismos, especie de “tweets” filosóficos, el jesuita Baltasar Gracián -allá por 1647- desplegó una serie de consejos, sobre cómo manejarse en la vida, sin morir en el intento.
La obra de Gracián -(1601-1658-) está a la misma altura que “El príncipe”, de Maquiavelo o “Los ensayos”, de Montaigne.
El historiador Geoffrey Parker considera que el siglo XVII fue el peor de todos. Revoluciones, sequías, hambrunas, invasiones, guerras, regicidios y una serie de calamidades mundiales, le dieron el nombre de “El siglo maldito”.
Desde Inglaterra a Japón, del imperio ruso hasta el África subsahariana, una crisis global golpeó a las sociedad donde vivió Gracián; en ese contexto escribió “El arte de la prudencia”, algo así como una brújula vital.
Ante la barbarie del internauta, él afirmó: “Si no se sabe, no se vive”. Baltasar ni siquiera anticipó el mundo de las redes sociales, pero comprendió que la ignorancia y la mediocridad cerraban el camino de la excelencia.
Por eso, sugería Gracián, seleccionar las amistades es crucial, pues somos como los amigos que escogemos; hay que apartarse de los cretinos, los imbéciles, los estúpidos y los locos.
Debemos luchar contra la prisa -el monstruo del siglo 21-; vivimos en un tiempo donde todo es ya; nada se disfruta, y la vida pasa como un ciclón, porque tenemos que llegar a ningún lado.
Gracián propuso, 400 años antes, el “slow movement” -corriente cultural que promueve llevar la vida con calma-. Recomendó elegir la lentitud, para infundir valor a lo que hacemos.
“Lo que se hace deprisa, deprisa se deshace; mas lo que ha de durar una eternidad, ha de tardar otra en deshacerse.”
Aunque este sea un mundo corrupto, es mejor -como decía la Reina IsabeI I- “video et taceo”- veo y callo. Vivir y dejar vivir.
Arremete contra las apariencias; donde nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.
Lo que se hace, lo que se dice y el cómo son importantes. La belleza y el donaire deben acompañarse con la sustancia, si no serían solo ilusiones.
“Hay sujetos que son solo fachada, como casas por acabar, porque faltó el caudal, tienen la entrada de palacio, y de choza la habitación.”
Los sabios saben decir no, buscan lo bueno en cada situación; y lo mejor: nunca cansan a los demás. De ahí que: “Lo bueno, si es breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo”.
La vida es como un zoológico: “A los 20 años un hombre es un pavo real; a los 30, un león; a los 40, un camello; a los 50, una serpiente; a los 60, un perro; a los 70, un mono; a los 80: Nada.”
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