Por Redacción. Esta nota fue elaborada con asistencia de IA
Aristóteles, el filósofo griego que se las sabía todas, nos dejó pensando sobre la amistad y cómo es que funciona.
Según este maestro del pensamiento antiguo, hay tres tipos de amistad que rigen nuestras relaciones sociales y emocionales. Vamos a echarles un vistazo.
Primero, está la amistad de utilidad. Es cuando te haces amigo de alguien porque ambos sacan algo de provecho de la relación.
Quizás trabajan juntos o comparten intereses económicos. No es una amistad profundamente emocional, pero tiene su valor en lo práctico.
La relación se basa en el “qué hay para mí”; si cambian las circunstancias, esta amistad puede irse al canasto.
Después está la amistad basada en el placer. Es esa en la que te llevas bien con alguien, porque disfrutan hacer cosas juntos que les gustan.
Pueden ser deportes, hobbies o cualquier cosa que les dé satisfacción mutua.
Esta amistad es más común entre los jóvenes, que buscan pasarlo bien y compartir experiencias agradables.
Pero ojo, puede ser superficial si solo se trata de divertirse sin más.
Finalmente, la joya de la corona: la amistad basada en la virtud. Aquí es donde la cosa se pone buena.
Se trata de conectar con alguien por sus valores y principios éticos; es cuando realmente valoras a alguien por ser una persona íntegra, honesta, justa y confiable.
Aristóteles decía que esta amistad es la más duradera y significativa. Implica confianza profunda, apoyo mutuo y compartir un camino hacia una vida buena y virtuosa. Es como tener un compañero de vida que te ayuda a ser mejor persona.
Así que ahí lo tienes, según Aristóteles, la amistad es un viaje con diferentes paisajes.
Cada tipo tiene su encanto y sus retos, pero al final del día, la amistad verdadera es la que te ayuda a crecer y te hace sentir que no estás solo en este mundo complicado.
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