Argos, de la Casa de Ulises
“Usted no lo va a creer, pero hay escuelas de perros, y les dan educación, pa`que no muerdan los diarios…”. Ese estribillo es pegajoso; es de una pieza del venezolano Ali Primera. Mi Amigo la canta.
Lo traigo a cuento porque vimos unos videos, grabados por maestras, profesores y alumnos de las escuelas y colegios, donde estudiaron los seleccionados, con mensajes motivadores para ellos, ahora que están en Qatar.
Aunque los caninos recibimos entrenamiento, nuestra escuela es el humano con quien compartimos la vida; de él aprendemos y es nuestro modelo, sobrevivimos, gracias a sus cuidados y lealtad.
En Qatar, lejos del hogar, en un país tan diferente, uno debe sentirse un poco solo, aunque esté con sus compañeros de equipo, y en medio del aullido de los ticos, allá en el Mundial.
Los mensajes mas impactantes son los más sencillos. A veces olvidamos que todos fuimos cachorros y hacíamos travesuras; como cuando mordí el cable del portón eléctrico, y me regañaron porque pude electrocutarme.
Imaginen todas las diabluras que hicieron los jugadores cuando eran niños y jóvenes; desde esas edades tenían una ambición y un sueño, en el caso de ellos jugar fútbol; no se si querían ser famosos, pero sí hacer lo que les gustaba.
Esa locura futbolera la combinaron con el estudio; gracias a los buenos hábitos, la disciplina, la constancia y el sacrificio aprendido en las aulas, alcanzaron el éxito, y se convirtieron en lo que hoy son: ¡Ejemplos a imitar!
La educación, dice Mi Amigo, es el lujo de los ricos, el consuelo de los ancianos, y la esperanza de los pobres. Es en la escuela, donde los sapiens aprenden todo lo que les servirá en la vida.
Esa idea la mastiqué de un libro que mordí hace poco, de un tal Robert Fulghum; según él: “Todo lo que hay que saber sobre cómo vivir, y qué hacer, y cómo debo ser, lo aprendí en la escuela.”
Compartir las cosas, jugar limpio, no pegarle a nadie, colocar todo en su lugar, limpiar, pedir perdón, lavarse las manos, llevar una vida equilibrada, aprender y pensar; dibujar, pintar, cantar, bailar, jugar y trabajar cada día un poco.
Los sapiens podrían tomar esas ideas y aplicarlas en su familia, el empleo, el gobierno y así, todo lo que hagan, será verdadero, claro y firme.
Repasando los videos, para garrapatear estas líneas, me gustó el buen recuerdo que esos seleccionados dejaron en sus “niñas” y “profes”; se ve que eran muchachos alegres, aplicados, respetuosos y muy talentosos.
Ladro para mis adentros, que los videos motivaron más a los estudiantes, porque -además de reconocer la carrera de los jugadores- demostraron que la pasión es el combustible capaz de llevarlos a ser, lo que cada uno quiere.
Una ilusión, eso es lo que necesitamos para darle sentido a lo que hacemos. No importa el resultado de los partidos, a fin de cuentas, es solo un juego y la vida sigue.
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