En una reunión con una familia empresaria, el hijo del dueño planteó -con gesto de angustia-la siguiente pregunta: ¿Cuándo voy a aprender todo lo que sabe papá?
Franco, de 26 años, es el mayor de sus tres hermanos; él y su familia convinieron que se preparara para relevar, en un futuro, a su padre en el negocio de la familia.
Me llamó mucho la atención su cuestionamiento; cuando somos jóvenes creemos que podemos comernos el mundo, pero Franco -con una gran dosis de realidad- no tenía claro cómo llenar los zapatos de su progenitor.
La verdad es que nunca los va a llenar; cada nuevo relevo debe potenciar su propio estilo gerencial y de dirección.
El cambio del liderazgo en las empresas es algo que sucede cada cierto tiempo, pero en las empresas familiares (EEFF) representa la salida del fundador (en empresas de primera generación), o del líder del negocio y la llegada de otro familiar, joven y con menos experiencia, para dirigir el destino no sólo de la empresa, sino del patrimonio familiar.
En empresas no familiares, si el gerente general se jubila o renuncia, se contrata otro; en una empresa familiar (EF) se pretende que el nuevo gerente sea un descendiente del fundador o del líder actual. Estos pasajes son más riesgosos y complejos.
En vista de lo complicado del asunto, se debe de realizar un plan con anticipación (de 5 a 15 años), que permita preparar al futuro líder y ocurra la salida del actual; en esta columna solo me referiré al primero.
Quien o quienes aspiran a llegar a la silla del gerente general, deben de tener muy claro los requisitos del puesto, y evaluar (o que le evalúen) las brechas del cargo.
Este primer ejercicio le dará entendimiento de las materias en las que debe de trabajar, para optar por el empleo.
Deberá de hacer equipo con el líder actual, de tal forma que este le empiece a transmitir información vital del negocio: clientes y proveedores clave, la cultura o en otras palabras la forma en cómo se hacen las cosas, la historia, cómo operar y negociar, y muchos otros detalles que le permitan ir preparándose para manejar la operación.
Sin lugar a dudas, la educación es un elemento muy importante. Escoger una carrera universitaria afín le ayudará mucho.
Es clave llevar cursos que complementen lo que la universidad no le brinda, como: manejo de proyectos, preparación de licitaciones, negociación, trabajo en equipo, servicio al cliente, resolución de problemas, vender, análisis de datos, manejo de redes sociales entre otros.
Paralelo a esto se deben de desarrollar otras habilidades y competencias que son más personales: hablar en público, redacción comercial, comunicación, liderazgo, manejo del tiempo, capacidad para delegar, entre muchas otras.
El futuro sucesor deberá cumplir con una serie de aspectos que demostrarán su interés y servirán de modelo a sus compañeros: puntualidad, respetar las reglas y a sus superiores, cumplir con sus obligaciones y tareas, aportar ideas nuevas e innovadores, comprometerse con todo lo que esté a su cargo.
Mientras avanza ese proceso de aprendizaje, es importante que el candidato a gerente pase por diversos puestos en las áreas clave de la empresa.
Es muy recomendable que pueda decir: “yo conozco ese puesto, no me lo tienen que contar”. Esto a futuro le dará mucha autoridad y le facilitará la toma de decisiones.
También es importante que asuma -cada vez- más responsabilidades y compromisos, esto incrementará su madurez y crecimiento.
Todo lo que incentive el desarrollo de su pensamiento estratégico es bienvenido, pues el nivel de complejidad es grande.
Elementos como: comprensión del contexto en donde opera la firma, visión de largo plazo, capacidad de flexibilidad y adaptación, enfocarse en cómo generar valor, y el liderazgo colaborativo, son componentes vitales a desarrollar.
La figura de un mentor de confianza del líder actual, puede ayudarlo a crecer, a comprender y a cometer menos errores.
Estas recomendaciones le permitirán a su negocio, patrimonio y su familia, seguir fuertes, unidos y creciendo.
—