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domingo, febrero 16, 2025
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Opinión | Siempre se puede | Contracorriente

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Laura Sauma
articulista@icorpcr.com

Ir contra la corriente no suele ser lo más popular, sobre todo, cuando implica decir lo que se piensa.

Desde que me involucré en temas políticos y sociales, tuve clara una cosa: no estamos aquí para decir lo que la gente quiere escuchar, sino para exponer lo que creemos necesario debatir.

En un entorno como el costarricense, donde el conformismo y las soluciones fáciles parecen ser la norma, decidí seguir un camino distinto. ¿Por qué? Porque el problema no es la falta de recursos o el tamaño del gobierno, si no la ausencia de una visión estructural que comprenda que la libertad y la responsabilidad individual son las verdaderas bases del progreso.

Así nació esta columna, gracias a la cordial invitación del equipo de Digital506. Decidí llamarla “Siempre se puede” porque refleja una convicción personal profundamente arraigada. En noviembre, cumpliremos dos años de abordar los temas desde una perspectiva rigurosa y constructiva.

Convencida de que la única dirección posible era hacia adelante, me di a la tarea de convencer a otros de que este es el camino, y que vale la pena dedicar tiempo, recursos y conocimiento a esta “quijotada”. Porque, aunque uno solo puede alcanzar ciertos objetivos, en equipo mueve montañas.

En abril del 2023 lanzamos Primera Línea; un foro de ideas que presenta soluciones a los desafíos crónicos del país. Un equipo de soñadores que compartimos la visión de una Costa Rica mejor nos unimos dispuestos a construir desde la convicción de que, a pesar de las dificultades, valía la pena. He sido tremendamente afortunada tanto por ver su nacimiento, como por presenciar su crecimiento.

Hoy, no solo somos una voz individual, sino un movimiento ciudadano con un propósito claro. Utilizamos dos instrumentos principales: un medio digital y el Observatorio de Datos, para visibilizar los problemas, y fundamentar nuestras propuestas con datos y análisis rigurosos.  

Estamos aquí para plantear alternativas, y demostrar que hay valores fundamentales que no se pueden negociar.

Hablar de libertad individual en un país donde se valora la expansión de lo estatal, es nadar contra la corriente. Es más cómodo vender la idea de que el Estado puede resolverlo todo, pero al hacerlo renunciamos a algo esencial: el poder de la autonomía.

Si decimos que el gobierno es quien debe garantizar nuestro bienestar, en lugar de asumir esa responsabilidad nosotros mismos, le entregamos una parte de nuestra dignidad. Por eso, creemos en un Estado eficiente y limitado, capaz de cumplir con lo que debe, pero sin extralimitarse a costa de la libertad de los ciudadanos.

Quiero una Costa Rica donde la gente pueda decidir y forjar su propio destino. Porque la libertad no es solo un concepto abstracto, sino la única condición bajo la cual el potencial humano realmente se desarrolla.

Decir esto en Costa Rica arriesga (¿implica?) ser catalogados como intransigentes o idealistas, cuando en realidad no es más que una defensa de lo básico: que cada persona debe tener el derecho de construir su vida, con sus propios esfuerzos, sin que una maquinaria burocrática lo dirija, es decir, lo asfixie.

Liderar un foro de ideas tiene muchas tentaciones: adoptar los temas de moda, suavizar el mensaje para ganar seguidores, o simplemente seguir la narrativa dominante. Pero eso sería traicionar nuestro propósito.

Apuntamos a que cada artículo, cada publicación y cada dato que exponemos se conviertan en pequeñas semillas de cambio. No se trata de ser estridentes, sino de ser claros y contundentes. Si el mensaje no cala al principio, es porque la realidad duele cuando nos muestra lo que no queremos ver.

Hablar de responsabilidad individual en un momento en el cual nadie quiere asumirla y, en su lugar, buscan culpables, puede parecer una causa perdida, pero es más importante que nunca. Costa Rica no va a salir de sus problemas aumentando el tamaño de su gobierno, o limitando la libertad de sus ciudadanos, sino recuperando la confianza en el esfuerzo propio y el respeto a la iniciativa personal.

Cuando señalamos que los problemas del país, no se van a solucionar solo con más leyes y más control, no es porque queramos ir contra corriente, sino porque estamos convencidos de que el progreso real, se construye desde la autonomía y la colaboración voluntaria, no desde la imposición.

La lucha no es contra un gobierno en particular, ni de una ideología específica, sino contra el conformismo y la burocracia, que hacen que el sistema no funcione para nadie. Porque cuando un gobierno crece desproporcionadamente, lo que se pierde es más que eficiencia: se pierde la posibilidad de soñar y de construir sin miedo.

Por eso, cada día que dedico a estos proyectos lo hago pensando en el futuro. Un futuro donde las personas tengan la capacidad de soñar en grande, sin preocuparse de que un reglamento o una política arbitraria los frene. Un futuro donde se respeten los logros.

No tengo certeza de si alguna vez veremos a Costa Rica alcanzar ese ideal, pero eso no significa que vamos a dejar de intentarlo. Porque lo que está en juego es más que un ideal político; es la oportunidad de crear un entorno donde cada persona pueda decir con orgullo: “Esto lo logramos juntos”.



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