
Emprendedurismo y Desarrollo Personal
Por Doris Molina Mora dorismm@me.com
En un mundo que idealiza las emociones fugaces, es importante recordar que los lazos verdaderos florecen en cada elección.
Más allá del sentimiento, construir una relación significativa es una decisión que se cultiva con cuidado y ternura. Amar es un acto de entrega, un servicio desinteresado que ilumina la vida de otros.
El verdadero afecto se manifiesta en la sencillez de los actos cotidianos. Un gesto de bondad, una palabra de consuelo, un sacrificio en silencio.
Es en esos momentos donde se revela la grandeza del amor, porque no se trata de sentir, sino de dar con autenticidad y desprendimiento.
Como decía la Madre Teresa: “No todos podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor.”
Escuchar con el corazón, estar presente para quien nos necesita, acompañar sin juzgar. Amar es elegir, cada día, ser refugio y sostén para quienes nos rodean. En lo pequeño, en lo humilde, florece la belleza del cariño genuino.
El amor se expresa en la capacidad de entregarse sin esperar reconocimiento. No busca validación, sino que se manifiesta en los gestos desinteresados y auténticos.
Quien realmente se preocupa por los demás, los acompaña en su fragilidad y reconoce su valor más allá de las circunstancias.
Cada día es una oportunidad para demostrar amor en las cosas más simples. Una sonrisa, un abrazo, un gesto de ternura.
Para dar no hace falta poseer gran riqueza, basta con un corazón dispuesto a compartir y aliviar el dolor ajeno. Las palabras amables pueden ser cortas y fáciles de decir, pero su eco puede ser realmente infinito.
El amor no es solo un sentimiento pasajero, sino un compromiso que se renueva con cada acto de bondad. Es mirar al otro con compasión, con ternura, con la voluntad de hacer su carga más liviana.
Al final, la verdadera grandeza está en entregarse sin esperar recompensa. En hacer del amor un acto de servicio, una decisión diaria de extender la mano, de mirar con dulzura y de construir con pequeños gestos un mundo más humano.
Amar es la más noble de las elecciones, una que trasciende y deja huella en la vida de los demás. Quien elige amar, elige dar lo mejor de sí mismo, en cada instante, en cada acción, en cada encuentro con otro ser humano.
—