Argos, de la casa de Ulises
Murió Dante. Vivió feliz. Descansa en paz. Se fue sin dolor. Se quedó dormido y pasó a la Otra Orilla. Hicimos todo lo posible; inyecciones, suero, internamiento, pero el parvovirus es letal, casi en el 98 por ciento de los casos.
Al pie de un tamarindo yacen sus restos. Lo sepultamos en la casa donde jugó y creció. Volvió a la tierra de donde vino. Lo recordaremos siempre, con alegría en el corazón.