Una fiesta, que pudo terminar en tragedia, acabó con el despido del jugador tico, Jonathan Moya, quien pagó caro manejar borracho su auto en Corea, donde tenía un contrato con el club FC Anyang.
El domingo pasado, tras la victoria tres a cero del Anyang en un partido de la liga local, Moya festejó con varios compañeros; a la una de la mañana despertó, y decidió conducir hasta su casa.
De camino, una llanta estalló; bajó del vehículo para intentar repararla y un oficial de tránsito se acercó para ayudarle. El policía notó que Moya estaba ebrio y lo detuvo.
Una vez que el club verificó los resultados de los exámenes realizados al jugador, activó “los procedimientos disciplinarios apropiados” -según reza un comunicado oficial del equipo coreano- y despidió al delantero nacional.
“Es todo responsabilidad mía y aceptaré las consecuencias que esto conlleve. He recibido mucho apoyo durante estos años en Corea y lamento la decepción que les he causado a todos”, fue el mea culpa de Moya.
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