16 de marzo de 2020, el gobierno declaró estado de emergencia nacional; impidió la llegada de extranjeros, suspendió lecciones en todos los centros educativos del país: caos. Miles de empresas se enfrentaron por primera vez a un confinamiento, cierre de comercios, restricciones de circulación, cierre de fronteras. ¿Estábamos preparados?
Cientos de trabajadores iniciaron jornadas en teletrabajo, infraestructura de redes obsoletas, equipos sin capacidades mínimas, conexiones a internet de poco ancho de banda, personal sin capacitación en el uso de escritorios remotos o VPN’s, archivos desactualizados.
Inició una carrera contra el tiempo y la adversidad, la transformación digital se abrió camino ante la crisis de una pandemia, que evidenció la falta de estrategias digitales, y de gobernanza de datos.
De la noche a la mañana resultó imprescindible el concepto de nube, de procesos automatizados, de flujo de datos, de tablas dinámicas, nos convertimos en expertos de teams, meetings, Google Drive y Dropbox.
Creímos en las jornadas híbridas, en el trabajo por objetivos, y algunos escépticos hasta montaron su negocio en línea, diversificaron la forma de llegar a los clientes, todo lo llevaban hasta la puerta de nuestra casa, ya no había excusas.
Para muchos, sus bases de datos se convirtieron en oro puro, y su fórmula de inversión continua en infraestructura de TI rindió sus frutos, proporcionándole a su compañía y a sus empleados herramientas adecuadas para enfrentar semejante crisis, garantizando el acceso a la información desde cualquier lugar del mundo, y logrando ejecutar con destreza las labores diarias.
Otros, no tuvieron tanta suerte, o, mejor dicho, no estaban preparados para afrontar los desafíos de lo remoto, de lo virtual y lo inmediato. El no tener acceso a la información y gestionar las ventas ante sus clientes, les costó su negocio.
La gestión de los datos en tiempos de crisis se convirtió en una necesidad para todos, desde gobiernos, policía, hospitales, supermercados, peluquerías, etc. Todos dependemos en gran medida de datos confiables -y en tiempo real- para la toma correcta de decisiones.
¿Entonces, por qué hay empresas que aún se resisten a darle valor a la gestión de sus datos? ¿A invertir de forma consciente y constante en infraestructura de TI? ¿A crear estrategias de transformación digital y de mejora continua? ¿Qué aprendimos?
Hay cuatro factores que contribuyen a mejorar el desempeño del negocio: las inversiones financieras de TIC, las capacidades de uso de las TIC, el gobierno de TIC y las estrategias para la implementación de las TIC.
La gran mayoría de las actividades empresariales, están relacionadas con los datos y la información, este es el momento de hacer una revisión exhaustiva del manejo que le estamos dando a la información y su gestión en la empresa, de la forma en cómo estamos invirtiendo en desarrollar nuevas capacidades informáticas, y en cómo distribuimos los recursos para optimizar y automatizar los datos.
Estamos en la era de la información, los datos son el nuevo oro negro.
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