La vida se paralizó en todo Israel durante dos minutos este jueves al son de las sirenas para recordar el día del Holocausto, en memoria de los seis millones de víctimas judías del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Laetitia Ngendakumana tiene 60 años, pero todavía llora como la niña de 10 años que era en 1972 cuando su padre desapareció en medio de una ola de masacres étnicas en Burundi, que ahora han sido clasificadas como genocidio por una comisión gubernamental.