Por Redacción. Esta nota fue elaborada con asistencia de IA
Desde simples virus, hasta las sofisticadas herramientas de espionaje y sabotaje utilizadas por actores estatales, y criminales organizados, son parte de la evolución del malware en América Latina.
En las últimas dos décadas, el panorama de la ciberseguridad ha cambiado radicalmente, afirman expertos de la empresa de ciberseguridad, ESET.
En los primeros pasos del malware – del 2000 al 2010, virus como Melissa y Love Bug causaron estragos, evidenciando la falta de cultura en ciberseguridad en Latinoamérica.
Durante la era del crimen organizado – del 2010 al 2020-, el cibercrimen se profesionalizó, con amenazas como el ransomware y el phishing.
Incidentes como WannaCry en 2017 y el ataque de Conti a Costa Rica, subrayaron la vulnerabilidad de los sistemas sin parches.
Actualmente, las APTs (Amenazas Persistentes Avanzadas) dominan la escena, con ataques centrados en el espionaje y el sabotaje, afectando a organizaciones en toda la región.
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