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Khanna, India | AFP. La decisión del gobierno indio de prohibir las exportaciones de trigo para asegurar el consumo interno, en medio de la estampida de precios internacionales por la guerra en Ucrania, causó consternación en el extranjero e hizo subir aún más los precios del cereal.
La decisión provocó el enfado de los agricultores y comerciantes indios, que vieron cómo se les negaba una ganancia inesperada, ya que los precios internos se desplomaron.
India es el segundo mayor productor de trigo en el mundo, pero el gobierno — principal comprador de trigo en el país– defendió la prohibición, argumentando que había que asegurar la seguridad alimentaria de la población.
La medida, aunada a la reducción de la oferta mundial por la guerra ruso-ucraniana, hizo que los precios subieran a niveles inéditos en los mercados de materias primas en Chicago y Europa.
Sin embargo, en el mayor mercado de cereales de Asia, en Khanna, en el estado indio del Punyab, los precios cayeron.
Cada año, miles de agricultores acuden a este mercado para vender sus productos. El lugar está formado por unos diez almacenes gigantes, cada uno del tamaño de un campo de fútbol.
Antes de la prohibición de exportar, 100 kilos de trigo valían 2.300 rupias (unos 30 dólares). Después, los precios se desplomaron a 2.015 rupias, el precio mínimo fijado por el gobierno para comprar el grano.
Cientos de millones de pequeños agricultores en la India viven en condiciones de extrema dificultad, sujetos a los vaivenes del clima. En el Punyab, muchos ya estaban sufriendo las pérdidas de producción debido a la extrema ola de calor que azota la zona.
Ante esa situación, el agricultor Navtej Singh guardó la mitad de su cosecha de 60 toneladas para venderla durante la temporada baja, cuando los precios tienden a subir.
Está consternado por la decisión del gobierno y ahora lucha por vender lo que le queda.
“Esta prohibición ha sido un shock”, dice a AFP. “El precio ha caído al mínimo y ni siquiera cubre nuestros gastos. No puedo esperar ni un día”, explica.
Según él, las autoridades no consultaron a nadie y actuaron de manera egoísta.
“Ya sufrimos las pérdidas de producción este año y la orden de prohibición (de exportar) nos ha complicado la vida”, lamenta.
– “Alimentar el mundo” –
Antes de la guerra en Ucrania y la ola de calor, las autoridades esperaban que la producción de trigo (109 millones de toneladas en 2021) y las exportaciones (7 millones de toneladas) aumentaran para este año en el país.
El mes pasado, el primer ministro Narendra Modi incluso se ofreció a ayudar a cubrir el déficit mundial de trigo, diciendo que estaba dispuesto a “alimentar al mundo”.
Pero las condiciones meteorológicas extremas son cada vez más frecuentes, un fenómeno que, según los expertos, se debe al cambio climático.
Tras ser golpeados por la ola de calor, los agricultores del Punyab no pudieron producir las cantidades esperadas y la cosecha nacional fue cuatro millones de toneladas inferior a lo previsto.
Las autoridades redujeron las cantidades compradas para el vasto sistema de distribución pública, que proporciona cereal a precios muy reducidos a unos 800 millones de personas, debido al fin de los planes de apoyo puestos en marcha durante la pandemia.
Como resultado, mientras que el precio del trigo se desplomó para los comerciantes indios, el precio al por menor de la harina de trigo se encuentra en el nivel más alto de los últimos 12 años.
Manish Panji, jefe del programa de suministro de grano del gobierno de Punyab en Khanna, defiende por eso la prohibición de las exportaciones. Sin ella, argumenta, el precio del quintal de trigo podría haberse disparado hasta las 3.000 rupias.
Pero, según el comerciante Raj Sood, el gobierno debería de haber sido más prudente en lugar de detener bruscamente las exportaciones y crear un caos en el mercado.
“El mercado ya estaba en tensión por la crisis de las cosechas y, sin pensarlo, el gobierno ordenó la prohibición”, critica.
“No hay duda de que las principales pérdidas las sufrirán los grandes exportadores como Cargill, ITC y Glencore, pero los pequeños comerciantes y los agricultores también se verán afectados”, lamenta.