En este Día del Padre, celebremos nuestra conexión con la naturaleza, y la energía que nos rodea; así nos vinculamos con nosotros mismos, y con la verdadera historia de la humanidad.
Una manera de hacerlo es honrando el solsticio de verano, una fecha especial la cual ocurre entre el 20-21 de junio de cada año. El día más largo, depende de dónde nos encontremos en la Tierra.
Para las civilizaciones antiguas, era el eje principal que utilizaban para la construcción de sitios y templos sagrados.
El movimiento del sol, durante el solsticio de verano, llega a su punto máximo con la Tierra, lo que permite que atraviese la atmósfera con sus rayos más rápido que en cualquier otro momento.
Como exploradora de sitios arqueológicos, puedo decir que estos lugares son especialmente mágicos durante el solsticio; porque esos rayos nos brindan información.
He visitado Machu Picchu, en Perú; Stonehenge, en Inglaterra, Chichén Itzá, en México -entre otros-, y en cada uno de ellos he sentido la conexión profunda que tenían nuestros ancestros con la naturaleza y el cosmos.
Se trata de culturas ancestrales que nos cuentan de su relación con el sol, como figura paterna; y que levantaron construcciones de sitios que hoy en día no podemos replicar, aún con nuestros avances en tecnología, como son las pirámides de Egipto.
Ellos entendían la importancia de honrar al sol, siendo esta nuestra fuente primaria de energía; el solsticio de junio es una fecha que marca el verano, para el hemisferio norte; también nos habla sobre una época natural, la cual nos trae abundancia.
Todo es energía, así lo confirma Albert Einsten y la ciencia cuántica. Nosotros, la naturaleza, los cosmos, un edificio, nuestros pensamientos, emociones. ¡Todo!
El solsticio nos recuerda que somos parte del cosmos; que estamos interconectados con la naturaleza, y en esta relación podemos encontrar respuestas a preguntas profundas, sobre nuestra existencia y la conexión con el mundo que nos rodea.
Te invito a conectar tu energía, con tu esencia y a honrar la sabiduría ancestral visitando un parque, un bosque o lugares con inmensa energía, como Guayabo en Turrialba, un monumento arqueológico que muy poco tenemos presente, y que nos permite llenarnos de vitalidad.
Quítate los zapatos y siente la tierra, esto es crucial para expandir nuestra conciencia.
En este momento la humanidad cruza un ciclo importante en la historia, y estos sitios -en los calendarios ancestrales- sirven para recordarnos realmente quiénes somos, y nuestro potencial humano.
En este día especial, celebra la magia del universo que nos rodea. Conéctate con tu verdadera esencia, y serás consciente de tu lugar en el universo. ¡Feliz Día del Padre!
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