Por Redacción. Esta nota fue elaborada con asistencia de IA
Imagen tomada de internet
Jean-Marie Le Pen, el influyente político ultraderechista francés, falleció este martes a los 96 años, y su muerte marca el fin de una era en la política francesa.
Le Pen fue una figura controversial, conocido por su ideología extrema y sus posturas antisemitas, xenófobas y autoritarias.
Fue el fundador del partido Frente Nacional, actualmente conocido como Reagrupamiento Nacional (RN), tras su cambio de nombre en 2011, bajo la dirección de su hija Marine Le Pen.
Desde su juventud, participó en la guerra de Indochina, y la guerra de Argelia, donde forjó las bases de sus creencias sobre la inmigración y la seguridad.
Su discurso populista, centrado en la oposición a la inmigración y la defensa de la identidad nacional, resonó en una gran parte de la sociedad francesa.
A lo largo de su carrera, Le Pen se enfrentó a numerosas críticas y condenas por sus comentarios y acciones extremistas.
Sin embargo, logró convertir al Frente Nacional en una fuerza política significativa, a pesar de la fuerte resistencia de la clase política tradicional.
Su irrupción en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2002, causó un profundo shock en la sociedad francesa.
Jean-Marie Le Pen no aspiraba a gobernar, sino a mantenerse como una figura de oposición.
Su legado ha sido retomado por su hija Marine, quien, tras su expulsión del partido en 2015, ha logrado hacer crecer el RN y posicionarlo como un actor central en la política francesa.
Su ideología extremista, aunque rechazada por muchos, sigue presente en varios movimientos y partidos de ultraderecha en Europa, como los de Italia y Francia.
Su legado se mantiene vivo en el ascenso de la extrema derecha en muchos países, que buscan adaptar sus ideas al contexto actual.
La muerte de Le Pen no significa el fin de sus ideas, sino una nueva etapa en la evolución de la ultraderecha europea.
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