Imagen tomada de internet
Las actividades productivas requieren 24 horas continuas de labor; reducir las jornadas de doce a once horas, significaría que las compañías deban de disponer un horario adicional diario de dos o tres horas, para reponer el tiempo.
Ese es el argumento de los empresarios, representados por Enrique Egloff, para oponerse a una modificación -en ese sentido- en el proyecto de ley de jornadas flexibles, más conocido como 4-3.
Para Egloff, esa reducción de una hora alteraría los sistema de trabajo, relacionados con la robotización, automatización y la organización misma de la producción.
El gobierno propuso reducir el horario de doce a once horas, con 60 minutos de descanso, así como un pago adicional sobre el salario base del trabajador.
Según el vocero empresarial, el ajuste salarial es viable, no así la rebaja en el horario; esa diferencia de criterio entrabaría el avance del proyecto, que tiene pendientes de resolver 419 mociones presentadas por el Frente Amplio.
—