Imagen por Jaime Reina
Madrid, España | AFP Una década después de su fundación, el partido español de extrema izquierda Podemos atraviesa una profunda crisis tras verse diezmado por las divisiones internas y los malos resultados electorales, a pocos meses de unos comicios europeos decisivos para su futuro.
Lanzado en 2014 con la promesa de “patear el tablero político”, la formación heredera del movimiento antiausteridad de los Indignados lucha hoy por su supervivencia frente a su rival Sumar, la plataforma de extrema izquierda de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
“Los últimos meses no han sido fáciles”, reconoció el miércoles la jefa de filas de Podemos, Ione Belarra, en un video publicado por el aniversario del partido.
“Podemos está en un momento crítico tras diez años muy intensos”, dijo, en un juicio más severo, Juan Carlos Monedero, confundador de la formación.
Podemos cuenta con cinco diputados (en un Congreso de 350), elegidos en julio cuando concurrieron dentro de la plataforma Sumar.
Luego de haber ocupado incluso una de las vicepresidencias del ejecutivo, ya no tiene ministros en el nuevo gobierno del socialista Pedro Sánchez y recientemente abandonó el grupo de Sumar en el Parlamento, en medio de una guerra total con Yolanda Díaz.
El partido, que obtuvo apenas un 2,7% de intención de voto en último sondeo del instituto público CIS, “está perdiendo fuerza” y corre el riesgo de convertirse en “un partido irrelevante, sin visibilidad”, estima a la AFP Paloma Román, politóloga de la Universidad Complutense de Madrid.
– Sin autocrítica –
Una situación radicalmente diferente a cuando echó a andar Podemos, fundado el 17 de enero de 2014 por un grupo de profesores de ciencias políticas, entre ellos Pablo Iglesias, figura carismática pero divisiva hasta su retirada de la vida política en 2021.
A los cinco meses de haberse creado, el partido consiguió cinco escaños en las elecciones europeas. Un ascenso confirmado con los 69 diputados que obtuvo en las legislativas de finales de 2015, cuando el bipartidismo reinante en España por casi cuatro décadas llegó a su fin.
El partido “creció muy rápido” hasta convertirse en “la tercera fuerza política” en España, recuerda Román. En 2020, el socialista Pedro Sánchez se vio forzado a incluirlo en una coalición de gobierno y le dio cinco ministerios.
En el gobierno, Podemos logró aprobar varias medidas populares, como un fuerte aumento del salario mínimo, una reforma del mercado laboral o una ampliación del permiso de paternidad, pero también otras muy polémicas, que le acarrearon muchas críticas y desgaste, como la ley sobre violencia sexual.
Esta última, impulsada por la entonces ministra de Igualdad, Irene Montero, pareja de Pablo Iglesias, tuvo el efecto perverso de reducir las penas de cientos de agresores.
Ante su caída en popularidad, Podemos denuncia constantes “ataques” desde “el poder mediático, político y judicial”. Una línea de defensa carente de autocrítica, según analistas, que ven responsabilidad de la directiva del partido.
– Efectos devastadores –
Si bien es cierto que Podemos sufrió una “guerra sucia”, en la que expolicías fabricaron acusaciones contra sus dirigentes, también ha mostrado una falta de “democracia interna”, señala Juan Carlos Monedero.
Una opinión compartida por Román, para quien Podemos “cometió errores”, como la ley sobre violencia sexual, que le “produjo unos efectos devastadores”. Sus dirigentes “no supieron reconocer su error y retroceder”, agrega.
Esta actitud, para la politóloga, aceleró las deserciones dentro de Podemos y llevó a Díaz –en el pasado muy cercana a Iglesias, quien incluso la designó como su heredera política– a lanzar Sumar, ahora enemigo de Podemos.
A principios de enero, los cinco diputados de Podemos impidieron que se aprobara un decreto destinado a mejorar las prestaciones por desempleo, una decisión motivada, según Podemos, por un desacuerdo técnico, pero que fue visto como una venganza contra Díaz, impulsora del texto.
Podemos decidió no acudir junto a Sumar a las elecciones en la región de Galicia en febrero ni a las europeas en junio.
Es una decisión arriesgada, con el precedente en España del partido de centroderecha Ciudadanos, nacido como Podemos de un movimiento ciudadano, que llegó a ser tercera fuerza política pero desapareció del tablero político en las últimas legislativas.