París, Francia | AFP | De los primeros Juegos Olímpicos en Atenas en 1896 a Tokio-2020, esta es una selección de deportistas que han escrito la leyenda olímpica por sus récords, sus proezas y por sus vidas fuera de lo común.
Michael Phelps, un nombre sinónimo de oro
Con 23 títulos olímpicos y 28 medallas, el nadador estadounidense reina en el Olimpo como ningún otro. Es el deportista más laureado.
Nacido en 1985, el prodigio de Baltimore comenzó a destacar con 15 años al convertirse en el nadador estadounidense más joven en ser seleccionado para unos Juegos Olímpicos desde 1932. Sólo pudo terminar 5º en Sídney en los 200 metros mariposa, pero ya había escrito la primera línea de su leyenda.
Cuatro años más tarde, en Atenas, su patrocinador le prometió un millón de dólares si lograba borrar el récord de su compatriota Mark Spitz (7 medallas de oro en unos Juegos Olímpicos, en Múnich en 1972). No lo lograría, colgándose ‘sólo’ seis medallas de oro y dos de bronce.
Pero tuvo una nueva oportunidad en Pekín en 2008, donde conquistó ocho oros en otras tantas pruebas y se convirtió así en el primer deportista olímpico en realizar esa gesta, entre todos los deportes.
Aunque lo logró por muy poco… Phelps se impuso al serbio Cavic en los 100 metros mariposa por una centésima de segundo. La ‘foto finish’ se hizo icónica de aquellos Juegos.
“No es solo que este chico sea el nadador más grande de todos los tiempos o el olímpico más grande de todos los tiempos, sino quizá también el deportista más grande de todos los tiempos”, lo alabó Mark Spitz.
Pero sus méritos no terminan ahí: seis nuevas medallas en su palmarés en Londres en 2012 (4 de oro, 2 de plata). Allí superó a la rusa Latynina (18 medallas entre 1956 y 1964) como el deportista con más preseas en los Juegos.
Suspendido seis meses por conducir en estado de embriaguez en 2014, el nadador de brazos como aletas cerró el ciclo en Río en 2016 con seis medallas más, cinco de ellas de oro, entrando así un poco más en la categoría de mito.
Tadahiro Nomura, el terror del tatami
Tadahiro Nomura nació sobre un tatami: su tío es el campeón olímpico Toyokazu Nomura (Múnich, 1972) y su padre entrenó al medalla de oro de 1984 Shinji Hosokawa.
Tadahiro Nomura es el único judoca en haber logrado el triplete olímpico: en Atlanta (1996), Sídney (2000) y Atenas (2004), el japonés se colgó el oro en la categoría superligeros (-60 kilos).
En Atlanta dio una primera muestra de su capacidad al convertirse en campeón olímpico en su primera participación, con 21 años. Ganó la final por ‘ippon’.
En Sídney apenas necesitó unos segundos para cerrar el combate contra el campeón de Asia, el surcoreano Bu-Kyung Jung, y conquistar su segundo título olímpico consecutivo.
En Atenas entró en la leyenda del judo con su tercer oro. Nadie lo había logrado antes.
– Kohei Uchimura: el gimnasta perfecto –
Considerado por muchos, entre ellos por la legendaria Nadia Comaneci, como el mejor gimnasta masculino de la historia, el japonés Kohei Uchimura llevaba la gimnasia en la sangre: sus padres practicaron este deporte, en el que se inició cuando apenas tenía tres años.
Buscando la elegancia en cada uno de sus movimientos, este ídolo nacional llamado en Japón ‘King Kohei’ ganó dos títulos consecutivos en el concurso completo individual en los Juegos de 2012 y 2016, una gesta que no ocurría desde que lo lograse el también japonés Sawao Kato en 1968 y 1972.
En Rio-2016, 48 horas después de liderar a Japón al título por equipos, obró un ‘milagro’ al ejecutar un ejercicio espectacular en la barra fija que le valió el oro cuando tenía casi imposible repetir título.
Su reinado acabó cruelmente cuando se cayó al realizar su ejercicio en la barra frente a sus aficionados en la calificación para los Juegos de Tokio.
Usain Bolt, una estrella de rock sobre el tartán
El jamaicano se convirtió el 16 de agosto de 2008 en los Juegos Olímpicos de Pekín en el hombre más rápido de la historia.
Recorrió los 100 metros en 9 segundos 69 milésimas, imponiéndose en la disciplina reina del atletismo.
Con una superioridad insultante, se permitió incluso levantar el pie del acelerador a 20 metros de meta.
Batió su propio récord del mundo de velocidad un año después en los Mundiales de Berlín, tanto en los 100 metros (9 segundos 58) y en los 200 metros (19 segundos 19).
Logro inédito en la historia del atletismo, el campeón fuera de lo común se llevó los tres oros (100 m, 200 m, 4×100 m) en tres Juegos consecutivos: Pekín 2008, Londres 2012 y Rio 2016.
Su medalla de oro en el relevo de Pekín le fue retirada en 2017 porque uno de sus compañeros en la época dio positivo. Además de sus once títulos de campeón del mundo, un récord, totaliza para la eternidad ocho medallas de oro en Juegos Olímpicos.
Sólo es superado en el Olimpo del atletismo por otros dos gigantes, el finlandés Paavo Nurmi y el estadounidense Carl Lewis.
Pero más allá de sus títulos y de sus cronos estratosféricos, Bolt se impuso como una estrella mundial gracias a su personalidad, su carisma y su sentido del espectáculo, haciendo de cada una de sus apariciones todo un acontecimiento.
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